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El lunes 22 de junio, representantes de la productora Fox Life  se reunieron con el Observatorio para interiorizarse acerca de los reclamos llegados a este espacio a partir del ciclo “Escuela para Maridos». Los resultados del encuentro fueron altamente positivos porque tanto la representante de contenidos como la del área legal dejaron ver su interés en trasladar a la segunda temporada del programa las consideraciones vertidas en el siguiente informe. Asimismo, en tanto entendieron que la carga de estereotipos ofrecidas en el ciclo no se condicen con una idea de comunicación inclusiva y no sexista se comprometieron a trasladar el mensaje al resto del equipo.

 

 

INFORME SOBRE EL PROGRAMA ESCUELA PARA MARIDOS de  FOX LIFE.

El programa consiste en una reunión de ocho parejas heterosexuales y se los/as anuncia con el título en pantalla de “ocho maridos incorregibles”. Cada uno de ellos/as, a lo largo de los distintos episodios, habrán de asistir a clases donde habrán de ser reprendidos/as, tanto por sus acciones como por sus omisiones. Tanto los varones como las mujeres desplegarán una serie de conductas totalmente estereotipadas que responden a una visión binaria sobre el matrimonio, donde existiría una estricta división de funciones.

Los varones gritan, son impacientes, desean “todo ya, ahora”, son sucios, desprolijos y proveen de bienes materiales al sustento familiar. No se especifica claramente en qué ocupan su tiempo las esposas, mientras gritan y reproducen el rol de mujeres histéricas que durante muchos años la sociedad les ha asignado.

 

Para observar esto que señalamos haremos una descripción de ciertos tramos del programa que nos permitan un análisis más circunstanciado del mismo. 

Alejandro Fantino (AF):

Quiero que tengan en claro que son desordenados, infieles, manipuladores.

¡Hoy empiezan a salvar sus parejas!

 

A continuación aparece una muestra de distintas secuencias que irán sucediendo en el transcurso del programa.

AF.

Acá comienzan un camino para ser mejores maridos, estudien, se puede aprender, se puede salir adelante. Hoy empiezan a salvar sus parejas. Ustedes están acá porque aman.

¿Está claro? Nosotros amamos, díganlo, ¡por favor!

Los “maridos” responden ¡nosotros amamos!

AF

¡Digámoslo con un poco más de ganas!

Responden ¡nosotros amamos!

AF

Si ustedes aman se puede ser mejor marido y ustedes pueden salvar las parejas.

Fantino presenta a la Coordinadora Académica de la supuesta institución, la reconocida sexóloga, Alessandra Rampolla, y luego a la preceptora de la “escuela”, la actriz Cayetina. Al ingresar esta última, uno de los participantes la silba y Fantino responde enojado, diciendo que si ahora le permite (cual si se tratara de una mascota y no de un varón adulto) el silbido en un mes “la” estás invitando a salir (suponiendo que la chica carece de autonomía para consentir o desistir una propuesta y asumiendo un rol paternalista donde el propio Fantino, como “buen paterfamiliae” debe hacer imperar el orden y la mesura) y luego exige “respeto”, por parte de los “alumnos”.

AF: Este es el peor grupo que yo vi en toda mi vida, ¡el trabajo va a ser duro!

Una de las primeras pruebas a las cuales los alumnos habrán de ser sometidos se llama “Lenguaje de pareja” y comienza con una afirmación de Alejandro Fantino, quien señala “Si yo les pregunto a alguno de ustedes que nosotros comunicamos mejor que las mujeres, lamento decirles que las mujeres comunican mejor que nosotros, más fácticamente que nosotros y lo comunican con menos palabras”. Este es el comienzo de un debate que, iniciándose como “inocente” se manifiesta plagado de prejuicios y estereotipos.

ALEJANDRA RAMPOLLA (A.R.): La mujer comunica con intención de compartir y los hombres comunican para resolver.

Mientras los panelistas están sentados se ven en pantalla distintas situaciones que se producen en el seno del núcleo familiar de cada uno de ellos. Ante la afirmación de Rampolla uno de los panelistas le responde que la comunicación se produce entre dos.

Otra situación donde los participantes habrán de ser evaluados consiste en asistir a una escuela de manejo, donde los varones habrán de enseñar / evaluar a las mujeres cuando manejan. Los varones, desde el asiento de acompañantes, “instruyen” en el arte del manejo. El propósito de este ejercicio sería, según lo presenta Alejandra Rampolla, evaluar cómo es la comunicación en situaciones de stress. Así podemos ver a cada una de las parejas transitando esta experiencia y apreciamos la manera en que, en forma casi inalterada, todos los varones reproducen conductas semejantes: responden a las mujeres con malos modos y dando órdenes; evitando que el aprendizaje del manejo sea una experiencia compartida por dos personas autónomas e independientes y transformándose en una situación de violencia, donde luego, quienes aparecen como “docentes” no ofrecen ningún tipo de devolución constructiva.

A.R.: Más del sesenta por ciento de la comunicación no pasa por lo que se están diciendo; pasa por la forma, por el tono; por el modo que eligen para comunicarse. Cuando el tono y la forma no estaban funcionando no subían.

La clase sobre “comunicación” continúa con el público femenino, exclusivamente. Alejandro Fantino les da la bienvenida y  comienza una búsqueda de “responsables”: Lo de hoy… es para mí, un antes y un  después. La materia que estamos tocando ahora es comunicación, pero es normal que esto suceda los notamos que están totalmente incomunicados, muchos de ellos sostienen que son ustedes, pero es normal que esto suceda en las primeras clases ellos no se hagan cargo y le echen la culpa a ustedes. Vamos a llamar a sus esposos para comenzar este día clave.

Luego habremos de ver una nueva prueba, donde los alumnos son sometidos a una especie de reconocimiento “olfativo” con respecto a sus mujeres. Los maridos se colocan enfrentados a las mujeres y a todos y todas se les vendan los ojos. Uno de ellos pasa al frente con los ojos vendados y se tiene que acercar a cada una de las mujeres y la tiene que reconocer acercando su boca al cuello, mejilla, boca, etc. Muchos de los varones, acudiendo a la lógica de la pertenencia con respecto de las mujeres, propia del machismo, aparecen (o se muestran) alterados, porque alguien más estaría “toqueteando” lo que es de ellos, cual si las mujeres fueran mercancía que tienen dueños. Nuevamente, el equipo “docente” hace caso omiso de estas situaciones de violencia de género y apelan a una lógica infantilizada de tratar a los alumnos como si no fueran sujetos autónomos que toman decisiones.

Un hecho que llama nuestra atención consiste en que cuando un alumno no hace la tarea como se supone debiera hacerse, es “castigado” y pasa a formar parte de los sujetos que deben ser reconocidos; convirtiendo de esta manera al hecho de besar / oler  / reconocer a otro varón en un castigo.

 

Análisis.-

El programa “Escuela de maridos” está construido sobre la supuesta “esperanza” que albergan ocho mujeres de “recuperar” a ese hombre que sus maridos alguna vez fueron. Por un lado, mujeres esperanzadas; por el otro, varones decepcionantes.

La estructura sobre la cual está construido el paradigma que sostiene este programa televisivo es el del amor idílico, pensado como una situación ideal, soñada, con toques mágicos e imaginarios. Asimismo, las personas que conforman estas familias son parejas heterosexuales que reproducen un esquema afectivo hegemónico, donde varones y mujeres cumplen a la perfección los roles que socialmente les han sido asignados y donde nadie cuestiona ciertas relaciones de poder y subordinación. No hay lugar en este esquema para las distintas acepciones del término familia; entendida como una agrupación primaria de socialización cuya composición está en constante devenir; donde nada ni nadie tiene tareas ni roles inamovibles y cuya composición varía de caso en caso. La familia extendida constituye una verdad sociológica e incluso así aparece reconocida en nuestro ordenamiento jurídico normativo. Nótese que la Ley N° 26.618 “Matrimonio civil”, establece el reemplazo del artículo 172 del Código Civil por el siguiente: El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo.

Cierto que el género Reality Show puede ser considerado una modalidad narrativa basada en un supuesto realismo. Este realismo consistiría, según la intención de los/as productores/as, en la narración de asuntos verídicos, interpretados en muchas ocasiones por los protagonistas reales, cuyo devenir se aleja de la notoriedad; es decir, personajes comunes y corrientes que simplemente transitan sus vidas y que ello es objeto de estos programas televisivos. Es muy posible que para los/as receptores/as de este tipo de programas, ese carácter real de las narraciones se vea reforzado por las «soluciones» que se dan a algunos de los problemas de las personas

En “Escuela de Maridos” la construcción de los personajes incluye a sujetos cuyo conflicto amoroso está situado dentro del vínculo de pareja o al menos lo incluye, haciendo extensiva la discordia al ámbito de la familia nuclear o la familia extendida.

Por otro lado, nos interesa señalar el rol paternalista que asumen los/as conductores/as del programa, negando posibilidad a la discusión de ideas y al diálogo enriquecedor. La mirada hegemónica traduce a los vínculos familiares en un modelo de normalidad socialmente aceptado y no amerita cuestionamientos, ni de parte de los/as protagonistas ni tampoco de los/as conductores/as.

También merece nuestra atención la búsqueda de una pretendida complicidad y solidaridad entre varones que los/as conductores buscan establecer, apelando a los estereotipos altamente difundidos a nivel social donde existe una especie de “compasión colectiva” y ciertos “códigos” que rigen los vínculos entre varones, mientras que la amistad entre mujeres no constituiría un horizonte posible.

Las protagonistas son expuestas cual mercancía en un exhibidor y deben exponer sus vidas privadas para que luego todos y todas opinen sobre la mejor manera de resolver los problemas de pareja, ventilando públicamente sus penurias, culpas, rechazos y de este modo apelando a una mayor audiencia,  a través de los sentimientos de compasión y las lágrimas  de los/as telespectadores/as.

Desde el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión creemos que el análisis de “Escuela de Maridos” constituye una excelente oportunidad para discutir y reflexionar en torno a la existencia de distintas formas de composición de las parejas y de las familias y también, una oportunidad para apreciar que no existe algo así como la división sexual del trabajo al interior de ellas.

 

1.-Nuevos tratamientos narrativos en la televisión: los Reality Show Olivia Velarde Hermida. Disponible en la URL: http://congresosdelalengua.es/zacatecas/ponencias/television/comunicaciones/velarde.htm