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Durante el desarrollo del programa Almorzando con Mirtha Legrand del domingo 3 de mayo a las 13.53, la conductora (ML), recibe una invitación para presenciar una obra de teatro, de parte de uno de los invitados, el actor “Pepe” Cibrián (PC). Él se ocupa de aclarar que la sala cuenta con medios de accesibilidad (ascensor y una silla gestatoria). La respuesta de (ML) y sus expresiones sobre el uso de la silla gestatoria y otros medios de accesibilidad  motivaron reclamos ante este Observatorio.

Pepe Cibrián: ¡Qué dolor!, lo digo por ello porque no viniste a verme

Mirtha Legrand: Porque no te fui a ver…

PC: Porque era complicado la vereda estaba toda rota al principio. Parecía Berlín.

ML: Si, la calle Esmeralda que estaba toda rota, la estaban arreglando.

PC: En el Apolo.

ML: Sí, pero el Apolo tiene unas escaleras, ¿Puedo entrar por otro lugar?

PC: Hay ascensor.

ML: (entre risas) El me dice esto en el aire, no lo puedo creer y yo no sé si puedo subir o no, yo tuve un problema en un pie, me resulta difícil la escalera. Puedo subir, pero me duele.

PC: Hay ascensor, y luego hay una silla gestatoria

Ella responde entre risas, que es celebrada por el resto de los invitados e invitadas, al tiempo que se ocupa de agitar su clásica campanita. “¡No me hablés de eso! ¡No, No, No! Vos ves a La Legrand en una…? Prefiero subir una escalera y que me duela el pie. Yo tengo un sentido de la estética terrible. Del ridículo no se vuelve….”

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El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión expresa su preocupación en torno a las concepciones vertidas por la conductora Mirtha Legrand en relación al uso de la silla gestatoria u otros elementos de apoyo que puedan usar las personas con discapacidad motora. Si bien este chiste puede percibirse como algo que no reviste gravedad, estas ideas tienen efecto en todo el colectivo de personas con discapacidad (PcD).

Desde este espacio entendemos a la discapacidad desde una perspectiva de derechos humanos, es decir, las causas que la originan son sociales. Esto significa que es necesario correr el eje de la limitación individual y centrarse en el hecho de que es la propia sociedad la que genera obstáculos que excluyen a las PcD. Así, la discapacidad es el resultado de la limitación funcional de la persona y el medio discapacitante. Este Modelo Social de la Discapacidad sostiene que lo que puedan aportar a la sociedad las PcD se encuentra íntimamente relacionado con la inclusión y la aceptación de la diferencia.

Desde esta mirada, la discapacidad no tendría que ser problemática en la medida que la sociedad arbitre los medios para no excluir a las PcD. El medio físico y social es algo que se construye y que se puede transformar.

En este sentido, si bien Pepe Cibrián y Mirtha Legrand citan el problema de la rotura de las veredas y, sin decirlo de esta manera, la falta de accesibilidad en las salas de teatro, no se problematiza como un tema social a solucionar. Todo lo contrario, es tratado como un tema a ser superado de forma individual.

El colectivo de PcD señala que está poco representado -o directamente invisibilizado- en los medios de comunicación. Por esto mismo resulta interesante analizar lo que no se nombra explícitamente: la silla de ruedas. Mirtha Legrand jamás dice la palabra “silla de ruedas”, al contrario, no quiere siquiera escuchar decirla, incluso trata de “silenciar” la conversación con su campana. La silla de ruedas pareciera ser una posibilidad tan espantosa que pasa a ser lo innombrable. Sin embargo, de manera elíptica es retomada para calificar su uso, como algo antiestético y ridículo.

Es poco común ver a PcD reales frente a las cámaras. Al invisibilizar a un colectivo en los discursos sociales y otros modos de representación se va naturalizando la presencia de los grupos hegemónicos como lo esperable, lo “normal”, lo ideal, lo real. Se esconde todo lo que es “no deseable”: afrodescendientes, indígenas y otros colectivos que no responden al modelo hegemónico, blanco, europeo, católico, en un proceso que se ha dado en llamar “blanqueamiento de la historia”.

La asociación entre las PcD y la fealdad es muy habitual, como lo demuestra la misma conductora, quien señala, “Tengo un sentido de la estética terrible, del ridículo no se vuelve”. Detrás de esta idea yace una mirada médica o rehabilitadora, según la cual la discapacidad es modificable (u operable). Sin embargo, el modelo de belleza que se propone en los medios de comunicación es inalcanzable para la mayor parte de la población, incluso apelando a cirugías estéticas propuestas como una opción para toda la sociedad.

Estas expresiones se relacionan, también, con una mirada de prescindencia que hace una justificación religiosa de la discapacidad. Según esta visión, las PcD no tienen nada para aportar a la sociedad, por lo tanto, se las excluye y se las aísla. En la televisión, esta mirada se traduce en que la discapacidad se presenta como lo extraño, lo pintoresco y desde una mirada compasiva y caritativa.

En los dichos de Mirtha Legrand, se excluye la posibilidad de apelar a soluciones estructurales (intérpretes de señas, barreras arquitectónicas y acceso a medios de transporte, integración de los/las niños/as con necesidades especiales a escuelas y actividades comunes, etc.) y todo queda en la posibilidad individual que tiene cada uno/a en sortear las diferentes barreras.

El año pasado, este Observatorio realizó un Monitoreo sobre el tratamiento de las PcD en la TV. Se concluyó que en la televisión, el tratamiento de estas personas queda reducido a estereotipos, a un abordaje paternalista, a la subestimación y a la sobre-estimación. Son muy comunes los “chistes” y burlas a personas con alguna discapacidad. Se acentúan los logros obtenidos por el esfuerzo individual, centrándose en la discapacidad de la persona y no en las barreras sociales.

El modelo social de la discapacidad es el único modelo respetuoso y no discriminatorio hacia las PcD, siendo entonces una práctica esperable en la radio y la TV dado que es el que se ajusta a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Los medios de comunicación pueden reforzar estereotipos o aportar a las transformaciones culturales necesarias para revertir las desigualdades en las que viven las personas con discapacidad. Los/as comunicadores/as, tal como es el caso de Mirtha Legrand, tienen la obligación de comunicar con responsabilidad, adecuándose al marco internacional de derechos humanos al que nuestro país adhiere.