El Observatorio de la Discriminación en Radio y Tv advierte sobre la violencia mediática contra las mujeres presente en el tratamiento que distintos programas de televisión están realizando sobre un supuesto plan de Gerardo Sofovich para matar a su ex mujer Sofía Oleksak y luego suicidarse.

Esta presunta historia ha recibido una amplia cobertura que repite un esquema en el que el amor o la pasión parecieran justificar la violencia sobre otros/as. Esta clasificación de los hechos demuestra una tendencia del periodismo a instalar la violencia contra las mujeres desde términos o expresiones que encubren el trasfondo de la problemática e invisibilizan a las mujeres como víctimas de la violencia. Asimismo, tienden a justificar o reducir la responsabilidad de los agresores sobre los actos violentos.

Por todo esto, el Observatorio se comunicó con la productora del programa que da origen a este trascendido –“Bien de Verano” (BDV) de Magazine– quien  se comprometió a una disculpa pública que hasta el momento no tuvo lugar. Por otra parte, dicho segmento esta siendo analizado por el área de AFSCA encargada de la evaluación de contenidos y sanciones.

Con motivo de la muerte de Gerardo Sofovich, el magazine de espectáculo BDV enumera una serie de hitos televisivos por los que se reconoce al conductor/productor fallecido. En este marco el conductor del ciclo Ángel de Brito (AdeB) explica: “(…) creo que no es tan necesario contar esa parte que se vio, sino aquella que no se veía” y comienza a relatar un supuesto plan en el que Sofovich habría proyectado matar a su ex mujer Sofía Oleksak para luego suicidarse en su velero  de Punta del Este.

–        AdeB: Gerardo lo que quería era matar a Sofía Oleksak y después matarse él, suicidarse. Y esto habla del amor que tenía y la locura que le despertaba esta mujer.

–        Andrea Taboada (AT): Por eso el tema de la pasión, ¿no? Claro, enloqueció de amor.

(…)

–        Mariana Brey (MB): Cuando compró el arma, avisó. Llamó a sus amigos, ahí fue cuando les dice: “Esto es lo que voy a hacer”.

–        AdeB: Que nadie le creía.

–        MB: Los amigos lo trataron de frenar, le decían: “No, Gerardo, estás loco”.

–        AdeB: Pero no le creían.

–        MB: Un poco no le creían y otro poco se preocupaban, pero lo intentaban frenar y bueno, Gerardo era…

–        AT: Pensaban que estaba exagerando.

–        AdeB: Yo creo que en el fondo sabían que no lo iba a hacer. Obviamente no lo hizo. Bueno, su plan era llevarla al medio del mar, matarla y matarse.

–        AT: Y luego matarse él. Por amor.

(…)

–        AdeB: No solo no la mató, sino que se reconciliaron, ese día dentro del barco… (…) Me parece que [esta anécdota] lo pinta tal cual, porque te quiere matar siempre, pero después nunca podía concretarlo.

Este tipo de prácticas demuestra que la naturalización de expresiones que justifican la violencia contra las mujeres a través de móviles como el amor, la pasión o los celos continúa presente en los discursos periodísticos. Esto pudo analizarse en el Monitoreo de Violencia contra las Mujeres (MVCM) donde se registró que “si bien se ha logrado prácticamente desterrar los casos más burdos o evidentes como ‘crimen pasional’, que solo apareció el 2% de las unidades de análisis, aun el 10% representó el conflicto ‘amoroso’ de la pareja y el 5% colocó ‘los celos’ como posible móvil”[1].

El tratamiento de este caso en distintos programas de TV demuestra una lógica espectacular, que intenta llamar la atención de los/as espectadores/as, más que prestar un servicio de información a la comunidad. Contrariamente a esto, consideramos fundamental la contextualización de los hechos de violencia contra las mujeres, realizar un abordaje desde la singularidad de cada caso, pero también reparar en aquello que lo hace parte de una problemática social más amplia.

Insistimos en lo importante que sería que los/as trabajadores/as de los medios accedan al Monitoreo de Violencia contra las Mujeres que analizó las formas de producción y las modalidades de tratamiento que presentan las noticias sobre esta temática en los programas informativos de Argentina, para referirse a estas noticias.

A continuación,  dejamos algunas recomendaciones que resultaron de ese trabajo con el fin de promover una comunicación con perspectiva de género y enfoque de derechos, capaz de abordar esta problemática social a la luz del nuevo paradigma que concibe a la comunicación como un derecho humano fundamental y a la información como un bien social.

 

Recomendaciones[2]

– La violencia contra las mujeres es una problemática social y de interés público, por tanto su cobertura no debe entronizar el relato del  episodio individual, personal y aislado, teñido de matices sensacionalistas.

– En tanto que la violencia contra las mujeres es una problemática de derechos humanos, en su tratamiento debe ser prioritario respetar que las imágenes o relatos no afecten su dignidad.

– Evitar los detalles escabrosos, las descripciones morbosas y todo otro tipo de elementos o utilización de  recursos que pudieran configurar un tratamiento sensacionalista, desde la musicalización, y las reconstrucciones o infografías.

– Acudir a profesionales y expertos/as en la problemática para poder cubrir desde distintos aspectos las noticias sobre violencia contra las mujeres, para lograr una lectura profunda y fundada de la problemática.

– No ofrecer motivos o justificaciones de la violencia contra las mujeres como “caminaba por una calle oscura”, “se vestía de modo provocativo”, “era muy linda y extrovertida”, etcétera. No hay justificación posible a los actos de violencia que deriven de las conductas de sus víctimas.

– No apelar a construcciones tales como “Otro caso de violencia…”, “Nuevo caso de…”, puesto que su frecuente reiteración, además del tratamiento aislado de la problemática, conduce a un  efecto  anestesiante que banaliza la gravedad del problema.

– En algunos casos puede ser ofensivo para la victima nombrarla con diminutivos, apócopes, apodos, etc. ya que esas formas suelen infantilizarlas y subestimarlas.

– Solicitar capacitación o sensibilización sobre la problemática a los organismos del Estado que trabajan estos temas, así como a las organizaciones de la sociedad civil pertinentes o a las áreas de género de las universidades.

– Tratar de indagar en las causas – sociales, culturales y económicas– por las que han sido sometidas, así como en las consecuencias sobre su salud física y psíquica, evitando estigmatizaciones a menudo vehiculizadas mediáticamente.

– Adjuntar siempre información útil que facilite la denuncia de situaciones de violencia contra las mujeres. Específicamente AFSCA recomienda incluir en la en la emisión de casos de violencia contra las mujeres la leyenda: “Si sos víctima o conocés a alguien que sufra violencia de género llamá al 144 las 24 horas.”

– Difundir mensajes que fortalezcan y colaboren con la equidad y el tratamiento igualitario de mujeres y varones.

– Utilizar un lenguaje no sexista.

– No recurrir al uso de estereotipos, mitos o creencias que supongan relaciones de subordinación o  dominación de las mujeres por parte de los varones o que resulten degradantes y reductoras.  No situar a las mujeres en posición de inferioridad o dependencia.

– Cuidar el tratamiento de los temas que involucren a las mujeres, evitando acentuar prejuicios e ideas naturalizadas o degradantes.

– Omitir discursos audiovisuales que representen una imagen erotizada de las mujeres víctimas de violencia de género.

– Abordar las noticias propiciando un tratamiento con perspectiva de género y enfoque de derechos.

 


[1] Observatorio de la discriminación en Radio y Tv (2013)  Monitoreo de Violencia contra las Mujeres p. 19. Disponible en: http://www.obserdiscriminacion.gob.ar/wp-content/uploads/2013/11/INFORME-FINAL-MONITOREO1.pdf

[2] Algunas de estas Recomendaciones derivan del Decálogo para el tratamiento periodístico de la Violencia contra las mujeres, y del Decálogo para el tratamiento periodístico de la Trata y explotación sexual redactados por Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista en 2010 y 2012 respectivamente.