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Este informe surge en respuesta a distintos reclamos recibidos por este Observatorio. Es en ese sentido que se analizó una de las emisiones del programa “Contacto TV, una manera de acercarte”, conducido por el Lic. Héctor Carlos Díaz y emitido por canal 6 de Posadas, Misiones. El programa se inscribe como un espacio de reflexión y análisis sobre diversas temáticas, que son abordadas desde una perspectiva psicológica y conlleva además un mensaje de base espiritual y religiosa.


Durante la emisión observada y como consigna del día se propone a la audiencia interrogarse acerca de ¿Cómo son las familias de hoy? Mediante esta pregunta como disparador, el conductor realiza un desarrollo centrado en la dinámica de las familias actuales, su modalidad de funcionamiento como institución social y los roles asumidos por cada uno de sus integrantes, partiendo de un modelo de familia tradicional compuesto por padre, madre, hijo e hija, que a su vez es representado por una placa de animación infantil. Desde su opinión afirma que: “la familia está terriblemente fracturada, (…) ha sufrido un desgaste social muy grande en pocos años que la ha puesto en peligro como una de las instituciones más crecientes”. Según su visión “la familia de hoy sufre de tres males enormes: padres ausentes, hijos sin contención y relaciones destruidas”. Se centra en cada uno de estos tres pilares, que propone como catalizadores de “un montón de otros males que al ser analizados en forma consecuente pueden darnos cuenta de cómo estamos parados”, dice.
Ahora bien para dar respuesta a su gran interrogante: ¿Cómo son las familias de hoy?, parte de una concepción de “familia tradicional” como único modelo de familia, arraigado en el paradigma de la heteronormatividad. Su análisis sostiene una serie de argumentaciones que ponen de relieve la adjudicación de roles parentales, que refuerzan las relaciones asimétricas de poder entre varones y mujeres. En varias oportunidades el conductor afirma que “si la mamá no delega la autoridad en el esposo, tampoco es ejemplo de mamá, porque la madre está construida para estar debajo de la autoridad del esposo”. A modo de solucionar las relaciones familiares destruidas, propone: “El padre necesita recuperar la autoridad, esa autoridad le da confianza y entonces puede mostrar amor y ejercitar la fe. Si la madre aprende a someterse a su esposo y a aportar madura y deja de ser una adolescente. Deja de preocuparse por cómo se ve o se siente”; “Si el papá no hace de papá, la hija no sabe quién es el hombre de la casa”; “Solamente el hombre de la casa marca la cancha para que la nena sepa cómo es un hombre”. Este tipo de aseveraciones dan lugar a otras interrogaciones que podrían abrirse en torno a ¿cómo es ser un hombre?, ¿cómo es ser una mujer?, ¿existe un solo modo de ser hombre?.
En este sentido consideramos que existen diversas maneras de ser varón y/o mujer, también existen diversos modelos de familia. La familia como institución social está en permanente proceso de transformación y esto depende del contexto sociocultural y económico en que cada una de ellas se inserte. Existen multiplicidad de modalidades y muchas de ellas quedan por fuera de cualquier definición tradicional, no por ello dejan de ser un modo posible de familia.
Las características que definen las relaciones entre padres e hijos, se han ido modificando a lo largo de la historia. Hacia mediados del siglo XX las relaciones familiares estaban determinadas por el ejercicio de una autoridad parental fuertemente dominante y arraigada sobre un modelo rígido y reglamentado, que determinaba y definía qué debía esperarse de un hijo, cómo tendría que ser el ejercicio de la paternidad, maternidad, según los códigos que definían la moral y las buenas costumbres. Este modelo de educación estaba originado por un contexto social, conservador y moralista, que a su vez asignaba roles sociales extremadamente rígidos para hombres y mujeres.
El conductor del programa reproduce desde su opinión afirmaciones arraigadas en una fuerte ideología patriarcal, toda vez que se propone la concentración del poder sobre el padre en la distribución de roles sociales asignados en el matrimonio, la familia y en la sociedad a partir de la desigualdad de géneros. Su discurso está teñido de significaciones hegemónicas basadas en las desigualdades sociales entre los géneros. Desde su opinión se esbozan ideas sobre la crianza y educación de los hijos fundadas en representaciones sociales que provienen de un arquetipo de familia nuclear, heterosexual y universal, que desconoce y niega otros tipos de configuraciones familiares. Esta misma concepción reduccionista que se realiza sobre un único modelo de familia a su vez reconoce la existencia y habilita también “un solo modo de ser mujer, de ser hombre de ser hijo/a”. Se plantea así una visión generalizada y generalizadora mediante una lógica universal que reglamenta un ideal de familia, de los roles asignados a sus integrantes, que desconoce otras modalidades con perspectivas de inclusión y diversidad sexual, contemplados e incorporados actualmente en la legislación argentina.
Otro de los ejes sobre los que basa sus formulaciones está en relación a considerar que: “(…) una de las crisis más grandes de la familia de hoy es la ausencia de los padres. Sostiene que ante padres ausentes, los hijos están solos, buscan compañía en la calle, tienen malos ejemplos y esas compañías pasan a ser más importantes que la propia familia. El chico sin contención busca afuera lo que está faltando en su casa. Por eso, crece el valor de lo que está en la calle, del grupo y ese grupo es inmanejable. Ante la falta de contención y de amor que no encuentra en la casa, confunde amor con sexo. Empiezan a experimentar con sexo y cada vez a edades más bajas. Entonces después como podemos decir – me llama la atención que mi hijo tenga tal o cual inclinación o que mi hija decidiera por esta otra” (…). “Está experimentando porque está solo”. Sobre pantalla se exhibe una placa sobre la cual el conductor va desarrollando su exposición: “Reemplaza amor por sexo – Homosexualidad y lesbianismo”.
Siguiendo su recorrido el conductor considera a la homosexualidad y lesbianismo “como conductas que se darían, ante la falta de contención y ausencia de los padres”, a su vez que les da una connotación “negativa”, al decir: “me llama la atención que mi hijo tenga tal o cual inclinación o que mi hija decidiera por esta otra”. Es posible identificar sentimientos de rechazo y desprecio, al considerar de este modo a las personas con identidades de género no normativas. La diversidad sexual existe en nuestra sociedad actual y es tarea de todas y todos que podamos incluir esa diversidad de una manera positiva y enriquecedora. Resulta significativo el desconocimiento por parte del conductor ante la falta de información de los avances realizados a partir de la sanción de las Leyes de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género. (1) 
Aquí cabe señalar que nuestro país se ubica a la vanguardia en el reconocimiento de los derechos igualitarios del colectivo LGTBI (lesbianas, gays, transexuales e intersex), luego de haber transcurrido décadas de desigualdad e invisibilidad. Las leyes de Matrimonio Igualitario e Identidad de Género, permitieron un histórico cambio ubicando la agenda de la diversidad sexual en la esfera política, estatal y pública.
Por su parte la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual Nº 26.522 da cuenta de la discriminación que con frecuencia padecen las personas de estos colectivos en los medios de comunicación. Así es que en distintos incisos de su art. 3 de “Objetivos” sostiene:
Inc. d) la defensa de la persona humana y el respeto a los derechos personalísimos
Inc. i) La participación de los medios de comunicación como formadores de sujetos, de actores sociales y de diferentes modos de comprensión de la vida y del mundo, con pluralidad de puntos de vista y debate pleno de las ideas.
Inc. m) Promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual;
En tanto que en su artículo 70 establece que: “La programación de los servicios previstos en esta ley deberá evitar contenidos que promuevan o inciten tratos discriminatorios basados en la raza, el color, el sexo, la orientación sexual, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de cualquier otra índole, el origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento, el aspecto físico, la presencia de discapacidades o que menoscaben la dignidad humana o induzcan a comportamientos perjudiciales para el ambiente o para la salud de las personas y la integridad de los niños, niñas o adolescentes”.
Los medios de comunicación pueden tanto ayudar a fortalecer los estereotipos discriminatorios, como aportar constructivamente para la legitimación de la diversidad sexual. El cuestionar y asumir una posición crítica hacia el abordaje de estas temáticas en los medios de comunicación, es una de las funciones que se propone este Observatorio para evitar en lo sucesivo la reproducción de discursos discriminatorios y para ir produciendo las transformaciones culturales que deben acompañar los avances en el reconocimiento de derechos que se viene logrando.
Por todo lo antedicho, este espacio ofrece las siguientes recomendaciones a fin de evitar discursos estigmatizantes y discriminatorios:
– Promover diversos de modelos de mujeres, ya que no existe una única forma de ser mujer.
– Difundir mensajes que fortalezcan y colaboren con la equidad y el tratamiento igualitario de mujeres y varones.
– No recurrir al uso de estereotipos, mitos o creencias que supongan relaciones de subordinación o dominación de las mujeres por parte de los varones o que resulten degradantes y reductoras. No situar a las mujeres en posición de inferioridad o dependencia.
– Cuidar el tratamiento de los temas que involucren a las mujeres evitando acentuar prejuicios e ideas naturalizadas y degradantes.
– Evitar señalar a las personas LGBTTI (lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, intersex) como sujetos amenazantes, y las referencias denigrantes a las prácticas gays, lésbicas, trans y bisexuales con fines humorísticos.

 

Notas:

(1) Ley de identidad de Género Nº 26743 sancionada y promulgada en mayo de 2012.

Ley de Matrimonio Igualitario Nº 26618 sancionada y promulgada en julio de 2010.