El tratamiento mediático de los femicidios


A lo largo de los últimos meses las agendas periodísticas han mostrado una lamentable proliferación de casos de violencia contra las mujeres. Esto nos merece una primera reflexión en torno a la mayor visibilización que adquieren en la actualidad los casos de violencia de género. No obstante, el abordaje de estos casos amerita nuestra intervención.


Desde el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión saludamos que estas violencias sean visibilizadas. Sin embargo, nos preocupa que muchas de esas noticias estén construidas desde un indisimulado morbo y en una enorme banalización de la problemática. En efecto, se ejerce violencia mediática en los términos de la Ley N° 26.485 para “Prevenir la violencia contra las mujeres” cuando se culpabiliza y revictimiza a la mujer que ha sido víctima de violencia, cuando los discursos de los/as comunicadores/as la estigmatizan, cuando sus fotografías se reiteran al infinito en múltiples planos y también cuando no se respeta su intimidad y la de su entorno. En particular, cuando se trata de niños/as y adolescentes además se viola la Ley N° 26.061 “Ley de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes” que protege sus derechos también en el ámbito de las representaciones en los medios. La violencia mediática puede manifestarse de múltiples maneras: cuando no se investiga exhaustivamente y no se ofrecen fuentes diversas y especializadas; y también cuando no proyecta un encuadre informativo que manifieste la relevancia de estas noticias atravesadas por amplias dimensiones sociales.

Por el contrario, uno de los puntos para brindar una información responsable sobre esta temática tiene que ver con la difusión del repertorio de insumos de los que disponen el Estado y organizaciones sociales que trabajan la temática para abordar estas situaciones. Así, por ejemplo, la línea telefónica 144 que es de carácter federal, durante los 365 días del año, a toda hora, asesora y contiene gratuitamente a las mujeres que afrontan violencia de género. En este mismo sentido, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) a través de la Resolución 1222/13 recomienda que cuando los noticieros y flashes informativos se refieran a este tipo de noticias deberían insertar un zócalo, o leer en el caso de las radios- la leyenda «Si sos víctima o conocés a alguien que sufra violencia de género llamá al 144 las 24 hs». Lamentablemente, esta recomendación fue escasamente receptada durante la vasta cantidad de tiempo brindada a crónicas que hablaban del tema.

Como señala el “Monitoreo de Violencia contra las Mujeres (MVCM) en los Noticieros Televisivos” realizado por este espacio interinstitucional durante el año 2013, «una comunicación con enfoque de género permitiría superar la pasividad y la impotencia tantas veces manifestada en las noticias por los y las periodistas que cubren estos hechos, así como promover la modificación de los vínculos tradicionales entre hombres y mujeres, de los que la discriminación, la subordinación y la violencia de género son parte». Es decir, debemos aspirar a una comunicación que no cosifique a las mujeres, que desnaturalice que sean tratadas como cosas para ser utilizadas y desechadas: que no haya cierto regodeo al hallarlas en el río o en un basural. Una comunicación que no especule con la desesperación, el dolor y/o la cólera lógica de los allegados/as de las víctimas, donde las primicias no sean a costa de los derechos humanos más elementales de las personas.

En este marco, el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión reitera las Recomendaciones presentadas en el MVCM, entendiendo que son absolutamente necesarias luego de una seguidilla de casos que culmina con la estigmatizante cobertura de la desaparición y femicidio de la joven Melina Romero.

Asimismo adelantamos que está siendo analizado el programa 70.20.HOY del domingo 28 de septiembre, conducido por Samuel “Chiche” Gelblung, en el que se realizó un informe sobre adolescentes a las que se nombra como «Las Melinas» en torno a la estigmatización hecha sobre la joven recientemente asesinada.

Recomendaciones:

La violencia contra las mujeres es una problemática social y de interés público, por tanto su cobertura no debe entronizar el relato del episodio individual, personal y aislado, teñido de matices sensacionalistas.

En tanto que la violencia contra las mujeres es una problemática de derechos humanos, en su tratamiento debe ser prioritario respetar que las imágenes o relatos no afecten su dignidad.

Evitar los detalles escabrosos, las descripciones morbosas y todo otro tipo de elementos o utilización de recursos que pudieran configurar un tratamiento sensacionalista, desde la musicalización, y las reconstrucciones o infografías.

Acudir a profesionales y expertos/as en la problemática para poder cubrir desde distintos aspectos las noticias sobre violencia contra las mujeres, para lograr una lectura profunda y fundada de la problemática.

No ofrecer motivos o justificaciones de la violencia contra las mujeres como “caminaba por una calle oscura”, “se vestía de modo provocativo”, “era muy linda y extrovertida”, etcétera. No hay justificación posible a los actos de violencia que deriven de las conductas de sus víctimas.

No apelar a construcciones tales como “Otro caso de violencia…”, “Nuevo caso de…”, puesto que su frecuente reiteración, además del tratamiento aislado de la problemática, conduce a un efecto anestesiante que banaliza la gravedad del problema.

En algunos casos puede ser ofensivo para la victima nombrarla con diminutivos, apócopes, apodos, etc. ya que esas formas suelen infantilizarlas y subestimarlas.

Solicitar capacitación o sensibilización sobre la problemática a los organismos del Estado que trabajan estos temas, así como a las organizaciones de la sociedad civil pertinentes o a las áreas de género de las universidades.

Evitar que las personas afectadas por los delitos de trata y explotación sexual sean convertidas nuevamente en víctimas –esta vez, de los medios de comunicación– en el momento de ser contadas sus historias.

Tratar de indagar en las causas – sociales, culturales y económicas– por las que han sido sometidas, así como en las consecuencias sobre su salud física y psíquica, evitando estigmatizaciones a menudo vehiculizadas mediáticamente.

Proteger a las víctimas de trata, tanto en la instancia primera de los allanamientos, como en la judicial, y en su posterior reinserción social. Su exposición pública a través de los medios puede implicar nuevos riesgos para ellas.

Diferenciar claramente entre el/la explotador/a y la/s víctima/s. A fin de evitar todo efecto de revictimización, eludir todo juicio de valor sobre la situación de estas últimas, tratando de omitir los detalles de los sometimientos sexuales que padecieron.

Evitar aquellos modos del relato habitual como “Ejercía el oficio más viejo del mundo” que produce a menudo efectos de justificación, o “Conseguía plata fácil”, que podría provocar un efecto de reculpabilización de personas en situación de prostitución.

Adjuntar siempre información útil que facilite la denuncia de situaciones de violencia contra las mujeres.

Difundir mensajes que fortalezcan y colaboren con la equidad y el tratamiento igualitario de mujeres y varones.

Utilizar un lenguaje no sexista.

No recurrir al uso de estereotipos, mitos o creencias que supongan relaciones de subordinación o dominación de las mujeres por parte de los varones o que resulten degradantes y reductoras. No situar a las mujeres en posición de inferioridad o dependencia.

Cuidar el tratamiento de los temas que involucren a las mujeres, evitando acentuar prejuicios e ideas naturalizadas o degradantes.

Omitir discursos audiovisuales que representen una imagen erotizada de las mujeres víctimas de violencia de género.

Abordar las noticias propiciando un tratamiento con perspectiva de género y enfoque de derechos.

(Algunas de estas Recomendaciones derivan del Decálogo para el tratamiento periodístico de la Violencia contra las mujeres, y del Decálogo para el tratamiento periodístico de la Trata y explotación sexual redactados por Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista en 2010 y 2012 respectivamente).

 

(*) Imagen de INFOJUS NOTICIAS